miércoles

Es impresionante el parecido de la lluvia con el llanto.
Desde lo primordial, lo húmedo; hasta el hecho de que el suceso sea tan común y a la vez tan extraordinario.
Un estallido de emociones, ya sea alegría, tristeza, desazón, alivio, paz, ira, se contienen, se liberan.

Tan previsible a veces, tan inesperado (o inesperada) tantas otras.

Siempre recuerdo que de pequeño solía divertirme el pensar que cada vez que llovía, era porque Dios estaba triste, he allí su forma de expresar la eterna melancolía por la decadencia del ser humano.

Partiendo de este recuerdo y las mencionadas semejanzas, y nutriéndome de ciertos aforismos urbanos, proporciono la frase:

Siempre que lloró, paró

2 comentarios:

Meryindasky dijo...

a mi solo me gustan los blogs de moda :) tienen muchos colores e imágenes y zapatos vertiginosos y camperas del demonio :)

Cielo dijo...

*.* Es muy liindoo!
Ademas es muy cierto =D
Siempre siempre que lloró, paró?